PACHO on Sat, 10 May 2003 10:01:03 +0200 (CEST) |
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[nettime-lat] Todos somos pochos |
http://www.reforma.com/editoriales/articulo/292847/default.htm 9 de mayo 2003 Pacho: Ruidos de la Calle Todos somos pochos Crecí al sur de la Ciudad de México, en un barrio de clase media que más bien llamábamos "colonia". Técnicamente hablando, era un suburbio; es decir, un fraccionamiento de los años 60, una avanzada de la modernidad metropolitana, frontera ante lo salvaje-rural y la otra modernidad de las ciudades perdidas. Entonces, desde la ventana de mi cuarto infantil veía el traspatio de la casa de los vecinos con quien nunca hablé, pero cuya imagen furtiva se volvió mítica cuando mi madre los llamó pochos. "Esos vecinos son pochos", oí decir a mi madre un día, más nunca supe si eso era bueno o malo, tan sólo que los vecinos eran distintos: hablaban raro y eran algo así como estadounidenses llegados a México, pero no güeros; de serlo, supongo que mi madre los habría llamado gringos. En todo caso, la casa de los vecinos parecía cercar mi habitación infantil todavía con más fronteras: ahora lingüísticas, raciales y nacionalistas, pero lo extraño era que los pochos, con esa forma de hablar que los hacia distintos a nosotros los mexicanos, no parecían ser originarios de un país específico, sino de un intersticio. ¿Una identidad de los intersticios? El misterio de la identidad pocha parece seguir vigente en esta era cibernética. De entrada, ahora que escribo el término mi procesador de palabras lo subraya con rojo, pues su corrector de ortografía no lo reconoce. Intrigado, abro el Diccionario de la Lengua Española y encuentro que pocho significa "descolorido, quebrado de color. //2. Dícese de lo que está podrido o empieza a pudrirse, especialmente de la fruta. //3. Dícese de la persona floja de carnes o que no disfruta de buena salud. // 4. Muy bueno, excelente". Acaso el uso coloquial de la palabra pocho guste aplicar a los inmigrantes un término frutal para denotar algo así como "un podrido excelente", pero lo dudo. Mejor recurro al Diccionario del Español Usual en México, donde pocho refiere a un descendiente de mexicanos con nacionalidad estadounidense, o mexicano emigrado a Estados Unidos, que habla con anglicismos y que, agrega este diccionario, "muestra poco conocimiento y aprecio de la lengua". ¿Poco conocimiento de la lengua? Imaginémonos solicitarle a un mecánico muy mexicano que nos repare el embrague del auto. "¡¿El qué?!". Antes de que nos miente la madre nos veríamos forzados a corregir: "¡pus el clutch, pues!". Mientras tanto, el Partido de Acción NACIONAL que rige en la delegación Miguel Hidalgo del DF manda imprimir el logotipo de Coca Cola en todas las placas que señalan el nombre a las calles de la mexicanísima colonia Escandón; mientras que en el down town de Houston, Texas, la gente va a lavar su ropa a las WASHATERIAS. Hoy parece que en todo el planeta hablamos una lengua híbrida, como la que usan los blade runners en la película de Ridley Scott. En realidad, las identidades siempre son porosas, impuras, en ese sentido pochas, a menos que se les inmovilice o fetichice. El performero Guillermo Gómez Peña ya ha advertido con su trabajo sobre estas paradojas. En una ocasión utilizó el formato del diorama para aludir a estas identidades híbridas, como aquella vez que, con motivo de las celebraciones por el Quinto Centenario del Descubrimiento de América, se encerró con Coco Fusco en una jaula donde ambos simulaban ser unos especímenes originarios de una isla recién descubierta en el Oceáno Pacífico, exhibiéndose en las plazas frente a museos de historia natural de distintos países, tal como los aborígenes de las colonias conquistadas por Europa eran exhibidos por científicos naturalistas en el Siglo 19. Hoy Guillermo vuelve recurrir a este formato para realizar un performance llamado El Museo de la Identidad Fetichizada, en colaboración con Juan Ybarra, Michelle Ceballos y el colectivo La Pocha Nostra, con motivo de los 100 años del Museo Universitario del Chopo. ¿Un museo de los intersticios de la identidad? Guillermo prefiere llamarlo un museo instantáneo. "La museografía estará a cargo de Marco Barrera y Ana Elena Mallet", explica Juan Ybarra. "Será una reflexión in situ, donde una instalación expondrá a especímenes pos apocalípticos, a partir de la coexistencia de artes visuales, música, actores y performeros, haciendo comentarios sobre la 'cultura extrema', como son todas esas culturas marginales que ahora ocupan 'el centro', incluso con esa carga de sexualidad radical a la que alude el término 'fetiche'. Será un trabajo de 'fiscalización' de ideas". "Entendemos que la identidad requiere elaborar una nueva cartografía o geografía humana", continúa Ybarra, "que nos ayude a plantear las preguntas que la globalización nos impone. La globalización se interesa por las culturas diferentes sólo como un mero trámite para la exotización o la demonización, prolongando conceptos como 'salvajes' o 'subdesarrolladas'; no busca aceptarlas en toda su complejidad, ni le interesa establecer un diálogo con 'lo distinto'. Te desconecta de tu memoria histórica en menoscabo del ejercicio de tus derechos civiles, de tu capacidad creativa y participativa en una sociedad. Es decir, de tu identidad singular". Como escribe Marco Barrera en el folleto de presentación, "esta intervención tendrá un carácter techno-etno-ciborgiana, mediante la construcción de un gabinete futurista de curiosidades, dedicado a los vouyeristas de lo exótico y de lo extremo apocalíptico. Simbólicamente lo haremos dentro del Museo Universitario del Chopo, que entre 1909 y 1963 fue Museo Nacional de Historia Natural". El pocho-performance de El Museo de la Identidad Fetichizada tendrá lugar el 21 y 22 de mayo en el Museo Universitario del Chopo. Informes al 5546-1245. _______________________________________________ Nettime-lat mailing list Nettime-lat@nettime.org http://amsterdam.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-lat