Silvestre Byrón on Tue, 28 Jan 2003 00:52:02 +0100 (CET) |
[Date Prev] [Date Next] [Thread Prev] [Thread Next] [Date Index] [Thread Index]
[nettime-lat] EAF - ¿Modernos o no modernos? |
EAF/Render:CUIDAR_SE.DOC ¿MODERNOS O NO MODERNOS? Dos hechos ocurren, simultáneamente, en un hospital: nace un niño y muere un anciano. Los extremos de la parábola. Según como se interpreten se advierten dos estructuras de pensamiento opuestas. Para una, el nacimiento y la muerte valen en cuanto tales, acorde a la trascendencia de la vida; para otra, solo valen como tasas de crecimiento vegetativo. ¿Cuál es cuál? El mapa cerebral de pacientes y terapeutas supone el delicado ejercicio de aclarar presupuestos sobre la realidad y la idea, la verdad y el misterio en medio de estructuras de pensamiento encontradas. Entre el ser moderno y no ser moderno. Lo moderno como un idealismo subjetivo; lo no moderno, en cambio, como un idealismo objetivo. Cuidar_se confronta estos modos de ser y de pensar.- La estructura de pensamiento no moderna depende, obligadamente, de una noción de la metafísica elaborada por la filosofía greco-cristiana; esto es, un pensamiento antemoderno (tradicional) que sugiere una metafísica platónica y agustiniana dependiente de la Realidad en tanto objeto del intelecto. Dicha Realidad es verdadera. Eternamente verdadera. Acabadamente, incondicionalmente. Verdadera en sí, real en sí. En cuanto a la Idea, objeto del pensamiento, no es sino lo inteligible. Aquello susceptible de traducirse en términos de inteligibilidad. La Idea descubre la Verdad para el intelecto y con ella identifica la Realidad. El pensamiento tradicional puede reseñarse en una fórmula: REALIDAD = IDEA = VERDAD Esto lleva a advertir: a) dado que la Idea es eterna e inmutable y es la verdad, entonces la verdad es eterna e inmutable; b) dado que sea así, no “puesta” por nuestra actividad intelectiva, sino que es previa e independiente a esa actividad, el objeto es trascendente con respecto a lo intelectivo, que es contingente y mudable; c) por lo tanto, lo intelectivo advierte la verdad que anhela, que es previa y será previa, lo será después por ser eterna e inmutable. Por lo mismo: a) la verdad o la idea tal y como la reconoce la actividad intelectiva no es como es en sí; de donde hay la Verdad en sí y la verdad en nosotros; b) la actividad intelectiva conoce una imagen reflejada e inadecuada de la Verdad en sí; el mundo inteligible pensado por nosotros no es el Mundo inteligible en sí; hay participación y al mismo tiempo distancia entre la Idea en sí y la idea pensada e intervalo entre lo inteligible en sí y lo inteligible reflejado en el pensamiento; c) entonces el conocimiento humano de la Idea es mediato, de momento que entre la Idea y el intelecto está la imagen de aquella reflejada en este último; imagen tal que, por analogía, nos da a conocer lo Inteligible sin que penetremos en su esencia; d) por último, el conocimiento filosófico es contemplación porque la Idea es objeto contemplado con el intelecto contemplativo (el cual se conduce como fijo en ella), y al mismo tiempo es acción por la actividad del intelecto para disfrutar de la verdad, y afán, porque quiere ir más allá de la imagen, hacia la Idea, tal que el intelecto se identifique con el objeto al que tiende. Tenemos dos mundos en vista: a) el inteligible; b) el nuestro, que lo es de participación; c) luego, dos formas de una única verdad: la Verdad en sí y la verdad en nosotros, que es la participada (reflejada): d) por esto, la verdad mal podría ser humana, sino supra humana o divina, en tanto que sí son humanos el anhelo y los modos de su conocimiento. En suma, la Idea es objeto eterno e inmutable del pensamiento creado y sometida a cambio, el cual, participa de ella, adquiere algo de divinidad que le asigna un destino ultraterrenal, el Mundo inteligible cuyo conocimiento, más allá de esta experiencia del mundo, queda reservado a quienes han vivido en la contemplación del Absoluto elevándose de lo sensible a lo inteligible con el intelecto y la acción y el afán. Esto es, ascensión del pensamiento desde las cosas a las Ideas; partir de una realidad sensible a otra trascendental. Si la verdad es objeto íntimo de la actividad intelectiva no puesta sino advertida por ella, por lo que la trasciende, entonces la razón juzga según las immutabiles regulae que la mente intuye. Aunque las reglas juzgan a la razón sin ser juzgadas por ella. La verdad de los juicios es dada por las reglas. La razón se sirve de éstas a efecto de juzgar de todo. Y aún más, de sí misma. Pero siempre permaneciendo por encima, en cuanto a que viene de la divinidad a la mente y ésta ve en la luz divina. Siendo humana, la actividad intelectiva es apta para dar con verdades universales y objetivas dado que hay la verdad única y objetiva previa e independiente de ella. Únicamente si la verdad es objeto eterno de la mente y no algo puesto por su actividad intelectiva entonces hay verdad. Del mismo modo, si únicamente hay Verdad en sí, divina, hay verdad en nosotros, humana. Tal y como la intuye la mente, la verdad no es la Verdad en sí, sino un reflejo. Una analogía. Como fuera, la verdad en nosotros, que es mucho más que la razón y la actividad intelectiva, es testimonio cabal de la existencia de la Verdad en sí, de la divinidad. Esa verdad en nosotros es innata o es presencia de la verdad; visión o intuición de la misma; interioridad de la Verdad. Esa interioridad que nos trasciende nos obliga a trascendernos. La verdad en nosotros es más que nosotros mismos. Aún sin dejar de ser, nuestro nosotros, un nosotros más profundo. Sólo hemos abocetado hasta aquí principios de pensamiento tradicional y filosofía clásica occidental. Platonismo y correcciones plotinianas, neoplatónicas y agustinianas. Agregados metafísicos y gnoseológicos que confirman a la verdad como objeto de la mente, advertida y no puesta por ella: la idea (la realidad, la verdad) es objeto obligado y universal que trasciende la mente; mal podría ser pensada por la mente aunque ésta piense eso no significa que la pueda crear. Antes bien, hay el pensamiento en cuanto piensa la Idea; no hay Idea en cuanto el pensamiento la piensa. Solo en la divinidad se identifican el pensamiento y lo pensado puesto que es la verdad en su esencia. El pensamiento moderno, en cambio, es la razón que se hace a sí misma. Razón y regla absoluta. La idea deja de ser objeto inteligible intuido por la actividad intelectiva. La razón ya no juzga sobre todas las cosas porque se vuelve subjetiva. Tan subjetiva como la sensación de la que deriva como débil representación subjetiva. Negación de la verdad objetiva: dado que, en su totalidad, la verdad resulta de una formación por parte del hombre, como cualquier otra cosa hecha por él, será contingente y mudable; a más de subjetiva. No más juicios universalmente válidos, ni conocimiento de la substancia de las cosas ni probar la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. No más metafísica clásica. Una vez negada la objetividad de la Idea, queda negada la verdad. Simultáneamente, el objeto del pensamiento. Y, más, de la filosofía que deja de ser contemplación y afán para ser acción neta. La razón ya no juzga según ideas objetivas universales a las que permanece sujeta sino que juzga las ideas mismas, siendo que éstas ya no son reglas de juicio, sino sujetas a juicio. La verdad es producida por la razón cuyos principios no son verdades objetivas a las que debe someterse sino sus condiciones o funciones universales, alcanza su total definición a partir del criticismo y el idealismo trascendental (o inmanente). Sobre un trazo kantiano y hegeliano, este modo de pensar ha creado los estatutos del “mundo moderno”: a) las categorías son objetivas pero no en el sentido de objeto de la mente, sino en el de las formas de la actividad intelectiva en general y por lo mismo privada de contenido propio; b) de allí que el criticismo niega que las categorías tengan un contenido, que lo inteligible sea objeto de conocimiento, y que la mente tenga intuiciones intelectivas; definitivamente, el criticismo niega la idea comprendida por el idealismo objetivo. La elaboración incluye procesos dialécticos. De donde: a) negación de la idea como objeto de la actividad intelectiva; b) identificación de su proceso con el de la razón; c) disolución en el devenir del espíritu por medio de la dialéctica y sus momentos. En síntesis, el idealismo subjetivo de la modernidad excluye el valor ontológico de la Idea y califica a la razón la aptitud de crear ella misma la verdad. Una concepción de la razón contra la razón. O el triunfo de la razón hiperbólica. Ha sido el pensamiento cartesiano quien aportó la duda hiperbólica dejando en suspenso a la verdad y al misterio en los tiempos modernos. Fue el pasaje de la duda hiperbólica a la razón que decreta como verdadero solamente lo que se presenta racionalmente claro y distinto: a) la razón no tiene límites extendiendo su dominio a toda la verdad; b) fuera de las ideas claras y distintas no hay verdad, dado que únicamente existe la verdad que la razón puede comprender; c) es la razón la que circunscribe la verdad y no la verdad a la razón. Lo moderno surge de asignar carácter absoluto a la razón; razón hiperbólica que es autosuficiente y omnicomprensiva, determinante de su imperium. La fórmula del pensamiento moderno: IDEA = REALIDAD A partir de este valimiento de la razón, con la verdad creada por la actividad intelectiva, el misterio es innecesario. No más arcanos, no más secretos. No representaciones misteriales. El mundo se profaniza, su experiencia se desacraliza. De donde la metafísica de la tradición se convierte en un cúmulo de sentencias arbitrarias y la metafísica de la modernidad se califica por medio de la psicología y las ideologías. En los lindes, “más allá” todo es oscuridad, mitología, creencias. La filosofía , que se vuelve mundana, adhiere al cientificismo. La gloriación de la existencia ya no está mirando “a lo alto” sino en una perspectiva histórica, terrenal, mirando “a lo bajo”. La fe debe ser abolida por la razón así como la divinidad es reemplazada por el hombre y la naturaleza, donde se verifica el destino de lo humano. No se trata de escepticismo sino de racionalismo. Solo es verdadero aquello que la razón discierne como claro y distinto. Lo que es racional es real y lo que es real es racional. Todo cuanto queda afuera del proceso dialéctico es lo no-real. A partir de la Razón absoluta se resuelve dialécticamente el problema de la metafísica. ¿Qué es lo Real? La Razón. ¿Qué es la Razón? Lo Real. La filosofía concluye, concluyéndose. Entonces, no problemas; no misterios. Sólo soluciones y claridad definitivas de la Razón. En la Razón. Siendo ésta, Razón absoluta, fundamento de todo: la razón es Dios. La segunda etapa de desarrollo del pensamiento moderno comienza no bien la razón pierde su carácter absoluto y se anhela volver “a antes” del pensamiento hegeliano, kantiano o cartesiano, a antes de la absolutez de la razón. Se anuncia una “restauración” del pensamiento tradicional. Así como una “crisis” del mundo moderno y una “rebelión” contra el mundo moderno. Incluso, una “deconstrucción” de la modernidad. Hay filosofías de la vida, existenciarias o existencialistas, que cuestionan la deshumanización de la estructura de pensamiento y de dominación basadas en la razón hiperbólica. La fórmula podría resumirse así: MODERNO/NO MODERNO Este es el dilema de la filosofía contemporánea. ¿Cómo redefinir la metafísica sin ignorar los aportes de la modernidad resolviendo las urgencias actuales del hombre identificado con una estructura de pensamiento y de dominación a medida de lo humano y de sus misterios tradicionales? EAF/2003.- 1a Ed. Internet: Geocities.com/cuidar_se (2002) Ahora podés usar Yahoo! Messenger desde tu celular. Aprendé cómo hacerlo en Yahoo! Móvil: http://ar.mobile.yahoo.com/sms.html _______________________________________________ Nettime-lat mailing list Nettime-lat@nettime.org http://amsterdam.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-lat