inventivasocial on Thu, 5 Feb 2004 06:41:54 +0100 (CET)


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[nettime-lat] MORAL Y GUERRA


Moral y guerra


1. Lewinsky, Irak y la mentira en EE.UU. *

 Por Javier Valenzuela*

Dicen los que de eso saben que para intentar convencer a los demás de una mentira hay que terminar creyéndosela de alguna manera. Así que quizá Bush, Rumsfeld, Powell, Condoleeza, Wolfovitz y los demás se tragaran sus falsedades sobre Irak. Si no, es difícil comprender cómo Powell pudo hacer tal ridículo mostrando en el Consejo de Seguridad aquellos gráficos y fotos
que, según aseguraba, eran pruebas de la existencia en Irak de armas de destrucción masiva. Ahora David Kay, el jefe del equipo de inspectores estadounidenses instalados en Irak tras la derrota de Saddam, dimite y viene a decir que allí es más fácil encontrar las minas del rey Salomón que el arsenal que supuestamente constituía la principal amenaza para la humanidad.
Y el propio Powell reconoce que ya no está tan seguro. Los hechos confirman día tras día la exactitud de los argumentos empleados por los que se opusieron a la aventura neocolonial de Irak. No había armas de destrucción masiva, Saddam no tenía nada que ver con el 11-S y la población iraquí no pedía a gritos ser bombardeada y ocupada para deshacerse del tirano. En cambio, la resistencia de muchos iraquíes a la presencia militar extranjera es feroz -sin que el ya capturado "señor de los piojos" tuviera mucho que ver con ello- y el terrorismo islamista no ha cesado de
cometer atrocidades aquí y allí en los últimos meses. Irak, que EE.UU. iba a convertir en un modelo de democracia y prosperidad para Oriente Próximo, malvive a sangre y fuego y, como era de prever, lo primero que sus mayoritarios chiítas desean adoptar del "american way of life" son las elecciones por sufragio universal, que les darían a ellos una posición predominante en Bagdad.
Los norteamericanos son un pueblo de creyentes: casi todos creen en Dios y muchos también están convencidos de que los extraterrestres se materializaron en Roswell en 1947 y de que Elvis está vivo. Por eso tantos de ellos se tragaron todo lo que su presidente les vendió para justificar
una guerra contra Irak que ya había decidido librar antes del 11-S. Pero con esa guerra Bush abusó de la credulidad de sus compatriotas y sólo probó que EE.UU. puede ganarle en un santiamén a un país exhausto y desharrapado. Para salvar el alma de EE.UU. y para que éste deje de ser percibido como un imperio agresivo y vuelva a ser una república amiga, los norteamericanos deberían reaccionar con la indignación que los caracteriza cuando descubren
que alguien los ha engañado. Su Congreso juzgó a Clinton por no decir toda la verdad y nada más que la verdad sobre sus relaciones sexuales con Monica Lewinsky. Lo de Irak es mucho más grave.

*De El País de Madrid. Especial para Página/12. www.pagina12.com.ar



2. Difusas Garrapatas*

(Poema en dos actos)

Nada + Nada = Cero
Andrés Aldao


Acto I

Hoy, sólo mis ojos oyen


Como caricatura descompuesta
ha caído el artificio
la careta

Cruzamos por caminos de sentido contrario
(y volverá a ocurrir)
simulando ceguera,
encubriendo parásitos debajo de la alfombra


Cantilenas iteradas,
      inimputables,
las garrapatas mordisquean una exigua limosna
mientras larvas enanas,
      aprendices,
les componen la tramoya
y el telón


Mido los escenarios recorridos
El cálculo es sencillo:
Nada + Nada = Cero

Festejo la diferencia


Acto II

Nacen jubilosas
pequeñas
marrulleras

No alcanzan a crecer
y lo sospechan

El alimento
deberá modificarse
o
repetirse
repetirse
repetirse

Rip
 et
  irse


*de © Ernesto A. Bavio ernestoabavio@ciudad.com.ar

 

IMAGINARIOS CULTURALES
 
3.Las inexistentes armas de destrucción masiva* 

*por Fabián Banga 
- desde Berkeley, California

- Especial para La Unión Digital -

Finalmente se admite públicamente que no existen las supuestas armas de destrucción masiva, que fueron el caballito de batalla de la administración de Bush hijo, para invadir Irak. Esto no solamente complica el horizonte electoral de la administración de Bush, sino que muestra cuán vulnerable y desorientado está el sistema de seguridad e inteligencia americano. La propuesta de Bush de invadir Irak respondía a una lógica de "golpear antes de que nos golpeen". Una toma por la fuerza de un supuesto bastión opositor, salvaba a la población de otro apocalíptico episodio como el del 11 de septiembre en Nueva York. Esta campaña militar estaba supuestamente basada
en información que el enorme y sofisticado aparato de inteligencia y espionaje imperial había ofrecido a la administración del presidente. Si uno mira los días precedentes a la invasión de Irak en perspectiva, uno puede llegar a preguntarse (como lo ha hecho el New York Times el domingo, 1 de febrero) ¿qué puede haber llevado a una personalidad pública y tan respetada
como Colin L. Powell, salir a afirmar que no son simples rumores sino certezas comprobadas, las armas de destrucción masivas en Irak? Basándonos en la hipótesis pública de que el único propósito de invadir Irak era hacer uso de los suculentos pozos petroleros que este país tiene, ¿por qué no justificar la invasión proponiendo razones tales como: abusos a los derechos
humanos o conexiones con células terroristas? La administración en Washington apostó tanto a la carta de las armas de destrucción masivas que hasta los más duros opositores de la invasión están discutiendo la posibilidad que el gran error de cálculos partió de una deficiente interpretación de los contactos humanos y de espionaje que se tenían en el territorio iraquí. Sin negar los evidentes intereses de la administración de Bush de controlar política, cultural y económicamente un país en el corazón del medio oriente, hubo un factor de mala información que muestra hasta que punto puede ser vulnerable un imperio, cuando no entiende culturalmente el territorio al que se mete. Muchos especialistas están afirmando, que es muy probable que la información que recibieron los grupos de inteligencia, como la CIA, era franca pero evidentemente incorrecta. Se parte de la teoría que inclusive, dentro de los grupos más cercanos a Saddam, muchos altos
militares creían erradamente que estas armas existían. Hasta se ha llegado a escuchar la teoría de que el mismo Saddam estaba invirtiendo dinero en la producción de estas armas, pero el dinero entraba en una madeja de corrupción que terminaba evaporando todo el capital en las mordidas de los distintos niveles de poder. Esto es algo que para nosotros los latinoamericanos sería algo absolutamente predecible, pero para la mentalidad norteamericana no se creía posible a este nivel. Una de los entendidos en el tema que afirma algo muy cercano a esto es David Kay.
David Kay era el encargado del equipo de los Estados Unidos que buscaba las supuestas armas de destrucción masiva en territorio iraquí. Hace solamente unos días renunció a su cargo argumentando que tales armas no existían. En un reportaje concedido a la cadena independiente y pública norteamericana PBS, Kay respondió en el programa de Jim Lehrer (uno de los más respetados periodistas en los Estados Unidos) que uno de los puntos que no se tuvieron
en cuenta en Irak fueron el enorme grado de corrupción presente en los últimos años del régimen de Saddam. "Yo creo que no prestamos atención al deterioro de la sociedad iraquí que comenzó en 1998 aproximadamente, hundiendo a toda la sociedad en un torbellino de corrupción y artimañas, que hizo que todo esté relacionado con intereses personales, requiriendo dinero para individuos y no para la producción de armas."[1] (traducción personal)

Esto muestra que una de los grandes inconvenientes que está encontrando los Estados Unidos en su relación con la comunidad global (o por lo menos, más específicamente la administración de Bush hijo) es la enorme barrera cultural que su misma cultura ha generado desde tiempos de la guerra fría. Si bien en aquellos tiempos, el miedo al marxismo universal llevó a este país a construir parapetos que le aislaran del mundo, hoy en día, ese mismo asilamiento, juega como un factor contrario en sus intentos de interacción global y su posicionamiento como líder indiscutible en el ámbito económico y militar. Así como en la mayoría de los países del mundo poco se entiende de
las dinámicas que se mueven dentro del imperio, así también el imperio poco entiende de las dinámicas externas. Esto se plasma en películas, discusiones y políticas externas que intentan globalizar una sola perspectiva. Todo aquello que contradiga esta perspectiva entra en la esfera del discursos ilegítimos y desechable. No es una sorpresa que en películas (que sería
importante remarcara que nosotros también consumimos) como "Independence Day", el presidente de los Estados Unidos comanda un ejército que libera al mundo de la invasión extraterrestre. Esta fantasía cinematográfica, es para el público norteamericano tan verosímil como inverosímil que en
Latinoamérica se identifique a los Estados Unidos como el promotor de dictaduras en los setentas y ochentas. Que en la clásica serie "Viaje a las Estrellas", la nave se llame "the USS Enterprise" y represente a la tierra en su totalidad, no sorprende tampoco mucho. Nada existe fuera del imperio, y si existe, es probablemente pura fantasía o algo que no merece la atención
del mundo civilizado.

De esta carencia de entendimiento y universalización de perspectivas, tanto el imperio como la comunidad mundial está pagando el precio de semejantes errores de cálculos. Un ejemplo de los problemas internos en Estados Unidos, es notar que la administración de Bush está pidiendo al congreso que apruebe un presupuesto de defensa para el próximo año, de 400 mil millones de
dólares; cuatro veces la deuda externa Argentina. Todo esto en un país donde se están cerrando escuelas por falta de presupuesto; un país que está teniendo problemas enormes a nivel déficit, salud y con un mercado laboral que no se reactiva. La BBC el sábado 31 de enero, en su sitio de noticias en internet, informó que la administración de Bush está invirtiendo en la reactivación de un sistema de seguridad anti-misiles de largo alcance (extremadamente costoso y poco probado en su eficiencia) para proteger al país de ataques externos. Lo que hace de este proyecto ridículo, es que no se entiende que semejante ataque suicida podría ser orquestado por solamente
un puñado de naciones en el mundo, siendo estas prácticamente todas aliadas o amigas de Washington. Otro ejemplo de falta de entendimiento de la realidad mundial y otro paso más en el aislamiento. Para colmo, se está abandonando Irak repentinamente dejando al país en una anarquía evidente, y engendrando un malestar incuestionable en una región del mundo que día tras
día se está volviendo más y más antiamericana. No sorprende entonces que aspirantes a reemplazar a Bush en el 2004, como el caso de los candidatos demócratas John Kerry y John Edwards, ataquen al presidente por su lado más vulnerable, su política exterior y presupuesto nacional.


[1] "I think we really miss a deterioration of Iraqi society that took place beginning around 1998 in which they spun into a vortex of corruption and graft that made their own interest in requiring more money and taking care of each individual and in not producing weapons in society." Online NewsHour: Newsmaker Interview: David Kay -- January


4. Irak: 9 Meses *

* por Isaac Bigio - Analista Internacional

- Especial para La Unión Digital -

El primero de Mayo el presidente George W Bush proclamó su victoria militar en Irak. Nueve meses después el triunfo va adquiriendo elementos de fracaso.
Generalmente en todo conflicto es mucho mayor el número de bajas durante la guerra que durante la ocupación. Ningún soldado norteamericano murió en combate en Alemania tras la derrota de los nazis en 1945.
En Irak, entre Marzo y Abril cayeron en acción 269 uniformados estadounidenses. Sin embargo, desde el anuncio oficial del fin de las hostilidades el número de tropas que han perecido durante la ocupación puede en cualquier momento sobrepasar esa cifra.


Más de 600 efectivos occidentales han fallecido en Irak. De ellos un centenar pertenecen a contingentes aliados. Las mayores bajas que han sufrido España o Italia se han dado después del triunfo bélico.

Unos 30,000 uniformados norteamericanos ya han sido dados de baja sea por muerte, heridas o enfermedad. El porcentaje de depresión y suicidios en las tropas estadounidenses es más alto en Irak que en cualquier otra parte. Por lo menos uno de cada cinco de ellos podría estar sufriendo traumas originados por la guerra.

Como promedio en Irak cada 15 horas un soldado estadounidense fallece y otro cada 2 ½ horas es herido.

Mientras tanto el presidente Bush no ha asistido a ninguno de los más de 500 funerales de sus tropas caídas en Irak. A la prensa tampoco se le ha dejado fotografiar cualquier sarcófago conteniendo los restos de alguno de ellos.

Al día siguiente de haber ocupado Bagdad Blair mandó un mensaje radial a los iraquíes donde dijo: "No queremos esta guerra. Pero al negarse a renunciar a sus armas de destrucción masiva, Sadam no nos ha dejado otra opción que actuar".

Los jefes de los inspectores de armas de destrucción masivas enviados tanto por la ONU como por EEUU han concluido que estas ya habían sido eliminadas muchos años antes del ataque. Saddam había cumplido con deshacerse de ellas. También se ha demostrado que Bagdad no tenía ningún lazo con Al Qaeda y, mas bien, esta festeja dicha invasión pues le permite eliminar a un rival secular panarabista y capitalizar el resentimiento anti-occidental.

Una intervención supuestamente hecha para traer derechos humanos a Irak muestra que a los vencidos no se les aplica los tratados internacionales a los prisioneros de guerra. Se les priva de dicha condición a más de 700 detenidos en Guantánamo y aún Saddam no tiene derecho a hablar ante la prensa o a saberse donde está.

Su captura no ha detenido que por lo menos un soldado extranjero siga siendo ultimado por la resistencia cada día.

Ahora la fuerza que más crece es el fundamentalismo chiíta pro-Irán, el mismo que ha organizado manifestaciones de más de 100,000 personas pidiendo prontas elecciones. Lo más probable es que un futuro gobierno en Bagdad pase a manos de ellos.

Lo paradójico es que Saddam adquirió sus armas de destrucción masiva y gran apoyo financiero y logístico por parte de Occidente pues en 1979-80 él fue visto como la mejor carta para invadir Irán y tumbarse a los ayatolas.

Mientras tanto a los contribuyentes estadounidenses esta aventura militar les viene costando más de $100 mil millones, una cifra con la cual podrían resolverse muchos problemas de salud y educación para sus habitantes más pobres. Es mas, para poder costear la guerra se han disminuido fondos sociales. Por ejemplo, pese al crudo invierno se han recortado $300 millones al programa federal que subsidia a las familias que no pueden calentar sus hogares. Desde el 2001 ha crecido en un 6% la cantidad de familias pobres en EEUU.

En Irak ahora un 80% de su mano de obra está desocupada y el 40% de sus casas carecen de agua potable. Hay más de 16,000 iraquíes muertos, de los cuales dos tercios son civiles. Los recursos del segundo mayor yacimiento petrolífero del medio oriente ahora van siendo repartidos a diversos consorcios, muchos de ellos asociados a los republicanos.

Nueve miembros del comité político de defensa de Bush son miembros o consejeros de juntas de corporaciones con contratos en gastos de defensa. El promedio de riqueza que tiene cada uno de los 16 miembros originales del gabinete Bush se acerca a los $11 millones.

Una guerra que ha generado pobreza en el medio oriente y también en EEUU podrá conseguir incrementar las arcas de diversas corporaciones con intereses en energía y gastos militares.

Sin embargo, la aventura iraquí paradójicamente ha generado el crecimiento del fundamentalismo que se buscaba atacar. Washington debe aliarse con el clero chiíta contra quien inicialmente apuntaló a Saddam para contenerlos. También, en vez de haber logrado frenar a Bin Laden, le ha dado más justificativos a su movimiento que cada vez crece más.

*fuente La Unión digital www.launion.com.ar


5.La ideología estadunidense*

!Hoy, Estados Unidos es gobernado por una junta de criminales de guerra gracias a una suerte de golpe de Estado. Ese golpe puede haber ocurrido después de unas (dudosas) elecciones, pero no olvidemos que Adolfo Hitler también fue un candidato electo. En esta analogía, el 11 de septiembre de 2001 cumple la función del "incendio del Reichstag", que permitió a la junta otorgar a sus fuerzas policiales poderes similares a los de la Gestapo. Tienen su propia Mein Kampff (Mi Lucha), que es la Estrategia de Seguridad Nacional, y sus propias asociaciones masivas, que son las organizaciones patrióticas, y a sus propios predicadores. Es vital que tengamos el valor de decir estas verdades y dejemos de ocultarlas con frases como "nuestros amigos estadunidenses", que ahora carecen de sentido. 
La cultura política es un producto a largo plazo de la historia. Como tal, toma una forma específica en cada país. La cultura política estadunidense es claramente distinta de la que ha surgido de la historia del continente europeo: se formó a partir del establecimiento, en Nueva Inglaterra, de sectas protestantes extremistas, del genocidio de los pueblos indígenas, de la esclavización de los africanos y del nacimiento de comunidades étnicamente segregadas como re-sultado de olas sucesivas de migración a lo largo del siglo XIX. 

II 

La modernidad, el laicismo y la democracia no son resultado de una evolución en las creencias religiosas y ni siquiera provienen de una revolución. Por el contrario, es la fe la que ha tenido que ajustarse para cumplir los requisitos de estas nuevas fuerzas. Este ajuste no es exclusivo del protestantismo pues ha tenido el mismo impacto en el mundo católico, de un modo diferente. Un nuevo espíritu religioso nació, liberado de todo dogma. En este sentido, no fue la Reforma lo que sentó las condiciones para el desarrollo capitalista, aunque esta tesis de Weber goza de amplia aceptación en las sociedades protestantes de Europa, que se sienten halagadas por la importancia que la teoría les confiere. Tampoco la Reforma representa la ruptura más radical posible con el pasado ideológico europeo y su sistema feudal, incluidas las interpretaciones más tempranas del cristianismo. Por el contrario, la Reforma es simplemente la forma más confusa y primitiva de ruptura. 

Un aspecto de la Reforma fue el trabajo de las clases dominantes que llevó a la creación de las iglesias nacionales (como la Anglicana o la Luterana) dominadas por dichos estamentos. Como tales, dichas iglesias representaban un compromiso entre la burguesía emergente, la monarquía y los grandes terratenientes mediante el cual mantenían bajo control la amenaza que re-presentaban los pobres y los campesinos. 

En efecto, marginar la idea católica de la universalidad estableciendo iglesias nacionales sirvió al propósito particular de reforzar el poder de la monarquía, al consolidar su papel de árbitro entre las fuerzas del viejo régimen y las de la burguesía ascendente, revitalizar el nacionalismo de las clases para así retrasar el surgimiento de nuevas formas de universalismo que después serían promovidas por el socialismo internacionalista. 

Sin embargo, otros aspectos de la Reforma fueron encabezados por las clases más bajas, que fueron las principales víctimas de las transformaciones sociales catalizadas con el nacimiento del capitalismo. Estos movimientos recurrieron a formas tradicionales de lucha, derivadas de los movimientos mi-lenaristas de la Edad Media que, como resultado, lejos de encabezar las movilizaciones, quedaron rezagadas ante las necesidades de su tiempo. Las clases dominadas tuvieron que esperar a la Revolución Francesa, con sus formas de movilización democráticas laicas, populares y radicales, y a la llegada del socialismo, para así hallar formas efectivas de articular sus demandas en relación con sus nuevas condiciones de vida. 

En contraste, los grupos protestantes modernos florecieron gracias a ilusiones fundamentalistas y esto, a cambio, fomentó una infinita repetición de sectas que predicaban la misma visión apocalíptica que actualmente prolifera en Estados Unidos. 

Las sectas protestantes que fueron obligadas a emigrar de Inglaterra en el siglo XVII habían desarrollado una forma peculiar de cristianismo distinto tanto del dogma católico como del ortodoxo. Inclusive, este cristianismo ni siquiera era compartido por la mayoría de los protestantes europeos, incluidos los anglicanos, que constituían la mayor parte de la clase gobernante inglesa. En términos generales puede decirse que el genio esencial de la Reforma era reclamar el Antiguo Testamento, marginado por las iglesias católica y ortodoxa cuando separaron al cristianismo del judaísmo. Los protestantes le devolvieron al cristianismo su lugar como sucesor del judaísmo. 

La forma particular de protestantismo que llegó a Nueva Inglaterra sigue dando forma a la ideología estadunidense. Primero, facilitó la conquista del nuevo continente al afianzar su legitimidad en referencias a las escrituras (la violenta conquista bíblica de una tierra prometida es un tema que se reitera constantemente en el discurso estadunidense). 

Posteriormente, Estados Unidos extendió la misión que Dios le otorgó ("destino manifiesto") para abarcar el mundo entero. Los estadunidenses han llegado a considerarse "pueblo elegido", que en la práctica es un sinónimo del término usado por los na-zis: Herrenvolk. Esta es la amenaza a la que nos enfrentamos hoy día. Y es por esto que el imperialismo estadunidense (que no "imperio") será aún más brutal que sus predecesores, la mayoría de los cuales han afirmado que tienen una misión divina. 

III 

No me cuento entre los que creen que el pasado sólo puede repetirse. La historia transforma a los pueblos. Eso es lo que ha ocurrido en Europa. Desafortunadamente, sin embargo, la historia de Estados Unidos, lejos de intentar borrar los horrores de sus orígenes, ha fomentado la permanencia de ese horror y perpetuado sus efectos. Esto es cierto tanto en el caso de su "revolución", como en el establecimiento del país por medio de olas sucesivas de migración. 

A pesar de todos los intentos actuales de enaltecer las virtudes de la "revolución americana", ésta no fue más que una guerra de independencia, carente de toda dimensión social. En ningún momento de la re-vuelta contra la monarquía británica los colonos intentaron transformar las relaciones económicas y sociales, sólo se rehusaron a seguir compartiendo sus ganancias con la clase gobernante de su país de origen. Querían tener poder, no para cambiar las cosas, sino para seguir haciendo lo mismo, con mayor determinación y mayores márgenes de utilidad. Su principal objetivo era colonizar el oeste, lo que implicaba, entre otras cosas, el genocidio de los nativos americanos. De la misma forma los revolucionarios nunca se opusieron a la esclavitud. De hecho, los grandes líderes de la revolución poseían esclavos y sus prejuicios en este tema eran inamovibles. 

El genocidio de los indígenas americanos quedaba implícito en la lógica de una mi-sión divina encomendada a un pueblo elegido. Su matanza no puede atribuirse únicamente a la moral propia de un pasado arcaico y distante. Hasta los años 60 del siglo XX el acto del genocidio era proclamado en alto y con orgullo. Las películas de Hollywood enfrentaban al "buen" cowboy contra el "malvado" indígena, en lo que constituye un travestismo del pasado que fue central en la educación de generaciones sucesivas. 

Lo mismo ocurrió con la esclavitud. Después de la independencia, casi tuvo que pasar un siglo para que la esclavitud fuera abolida. Y a diferencia de lo que ocurrió en la Revolución Francesa, y pese a afirmaciones en contrario, la abolición, cuando finalmente llegó, no tuvo nada que ver con la moral. Ocurrió simplemente porque la esclavitud ya no servía a la causa de la expansión capitalista. Por tanto, los negros tuvieron que esperar otro siglo para que se les concedieran los derechos civiles mínimos. Aun así, el profundamente enraizado racismo de las clases gobernantes ni siquiera se vio desafiado. Hasta los años 60 el linchamiento fue un lugar común que inclusive daba pretexto para días de campo en familia. De hecho, la práctica del linchamiento persiste hasta hoy, aunque de manera más discreta e indirecta, en la forma de un sistema de "justicia" que envía a miles de personas a la muerte, la mayoría afroamericanos, pese a que ya es del conocimiento general que al menos la mitad de esos condenados son inocentes. 

Las olas sucesivas de inmigración también han ayudado a fortalecer la ideología estadunidense. Los inmigrantes desde luego no son responsables de la miseria y la opresión que causó su salida de sus países de origen. Dejaron sus patrias como víctimas. 

Sin embargo, emigrar también significó reiniciar a la lucha colectiva para cambiar las condiciones en sus naciones de origen; cambiaron su sufrimiento por la ideología del individualismo y de "el que no nada se ahoga". Este cambio ideológico también sirve para retrasar el surgimiento de una conciencia de clase, que apenas tiene tiempo de desarrollarse antes de que llegue una nueva ola de inmigrantes, que sirve para abortar su expresión política. 

Por supuesto, la migración también contribuye a darle "atributos de etnicidad" a la sociedad estadunidense. La noción del "éxito individual" no excluye el desarrollo de comunidades étnicas fuertes y solidarias (como la irlandesa y la italiana), sin las cuales el aislamiento sería insoportable. Pero también en este caso el fortalecimiento de identidades étnicas es el proceso que el sistema estadunidense cultiva con el propósito de recuperar la conciencia de clase y la ciudadanía activa que se esfuerza por debilitar de otras formas. 

Así, mientras en París se preparaban para tomar "el cielo por asalto" (como dijeron los comuneros en 1871), las ciudades estadunidenses fueron escenario de guerras asesinas entre pandillas formadas por generaciones sucesivas de inmigrantes pobres (irlandeses, italianos, etcétera), que eran cínicamente manipuladas por las clases gobernantes. 

En el Estados Unidos actual no hay un partido de trabajadores y nunca lo ha habido. Los poderosos sindicatos son apolíticos en todos los sentidos de la palabra. No tienen ligas con un partido que podría compartir y expresar sus preocupaciones, ni tampoco han sido capaces de articular una visión social propia. En cambio, se inscriben en la ideología liberal dominante que sigue sin encontrar oposición. Cuando pe-lean por algo lo hacen sólo por una agenda limitada y específica que de ninguna manera cuestiona ese liberalismo. En cierto sentido son, y seguirán siendo, posmodernos. 

Sin embargo, para la clases trabajadoras, las creencias comunitarias no son un sustituto de la ideología socialista. Esto se cumple inclusive entre los negros, que son la comunidad más radical de Estados Unidos, pues la lucha por las ideologías comunitarias se limita, por definición, a la lucha contra el racismo institucionalizado. 

Uno de los aspectos que con más frecuencia se pasa por alto al hablar de las diferencias entre las ideologías "europeas" (en toda su diversidad) y la que existe en Estados Unidos, es el impacto que tuvo la Ilustración en sus respectivos desarrollos. Sabemos que la filosofía de la ilustración fue el acontecimiento decisivo que lanzó la creación de las culturas e ideologías europeas modernas y su impacto es considerable hasta nuestros días, no sólo en los primeros centros del desarrollo capitalista, ya fueran católicos (Francia) o protestantes (Inglaterra y Holanda), sino también en Alemania y Rusia. Comparemos esto con Estados Unidos, donde la influencia de la ilustración fue marginal e involucró sólo a la minoría "aristocrática" crática" (y defensora de la esclavitud), ese grupo que quedará encarnado para la posteridad en Jefferson, Madison y algunos otros. 

En general, las sectas de Nueva Inglaterra no fueron tocadas por el espíritu crítico de la Ilustración, y su cultura se mantuvo más cerca de las brujas de Salem que del racionalismo ateo de Las Luces. Los frutos de esta actitud se cosecharon cuando la burguesía yanqui maduró. Fuera de Nueva Inglaterra surgió un credo simple y erróneo según el cual la "ciencia" (es decir, ciencias exactas como la física) debían determinar el destino de la sociedad, lo cual fue opinión muy extendida en Estados Unidos durante más de un siglo, no sólo entre las clases go-bernantes sino entre el público en general. 

Esta sustitución de ciencia a cambio de ilustración es responsable de algunos de los atributos destacados de la ideología estadunidense. Explica por qué la filosofía se considera tan poco importante; porque se le ha reducido al más empobrecido empirismo. También es responsable del frenético esfuerzo por reducir las ciencias humanas y sociales a ciencias "puras" (es decir, exactas). Así, la economía "pura" toma el lugar de la economía política, y la ciencia de los "genes" remplaza a la antropología y la sociología. 

Esta última y desafortunada aberración es otro punto de íntimo contacto con la ideología nazi, que sin duda también favoreció el profundo racismo presente en toda la historia de Estados Unidos. 

Otra aberración que nace de esta visión peculiar de la ciencia es una marcada debilidad por la especulación cosmológica (el ejemplo más conocido de esto es la teoría del Big Bang). Entre otras cosas, la Ilustración nos enseñó que la física es una ciencia que estudia aspectos limitados del universo, que no individualiza los objetos de estudio; no una ciencia del universo en su totalidad (lo cual es un concepto metafísico más que científico). A este nivel, el sistema de pensamiento estadunidense está más próximo a los intentos que hubo antes de la modernidad para reconciliar la fe y la razón, que a una tradición científica moderna. Esta visión regresiva es perfectamente acorde con los propósitos de las sectas de Nueva Inglaterra, y con la sociedad que éstas produjeron, en la que la religión lo invade todo. 

Hasta donde sabemos, es esta suerte de regresión la que ahora amenaza a Europa. 

IV 

Esos dos factores que determinaron la formación histórica de la sociedad estadunidense; una ideología dominantemente bíblica y la ausencia de un partido trabajador, se combinan para producir una situación sin precedente: un sistema gobernado por un partido único de facto, el del capital. Los dos segmentos que conforman este partido comparten la misma forma fundamental de liberalismo. Ambos se dirigen sólo a la mi-noría que participa en esta forma de democracia truncada e impotente (representada en apenas 40 por ciento del electorado). Da-do que la clase trabajadora, como regla, no vota, cada segmento del partido tiene su propia clientela de clase media para la cual adapta su discurso. Ambos han creado sus propios principios constitutivos, con base en un cierto número en los intereses de sectores capitalistas (los lobbies) y los grupos de apoyo comunitarios. 

La democracia estadunidense constituye actualmente un modelo avanzado de lo que he llamado "democracia de baja intensidad". Su funcionamiento se basa en la total separación entre el manejo de la vida política, mediante la práctica de la democracia electoral, y el manejo de la vida económica, regida por las leyes de la acumulación de capital. Más aún, esta separación no tiene ninguna oposición radical, es parte de lo que podría considerarse un consenso general. Sin embargo, es esta separación la que destruye, efectivamente, todo el potencial creativo de la democracia política. Castra a las instituciones representativas (parlamentos y otros organismos), que se vuelven impotentes y sumisas ante el "mercado" y sus dictados. En este sentido, la alternativa de votar por demócratas o republicanos es irrelevante, pues lo que determina el futuro del pueblo estadunidense no es el resultado de sus decisiones electorales, sino los caprichos de los mercados financieros. 

De esta forma, el Estado estadunidense existe exclusivamente para servir a la economía, al capital, al que obedece ciegamente restando toda importancia a las cuestiones sociales. El Estado puede funcionar así por una razón fundamental: porque el proceso histórico que moldeó a la sociedad es-tadunidense bloqueó el desarrollo de la conciencia política en las clases trabajadoras. Esto contrasta con los estados europeos que han sido (y podrían volver a ser) el foro obligado en el que se presenta la confrontación entre los intereses de los sectores sociales. Por eso los estados europeos favorecen los compromisos sociales que imparten verdadero significado a las prácticas democráticas. 

Cuando la lucha de clases y las demás luchas políticas no obligan a un Estado a funcionar de esa forma, cuando ambos elementos no pueden mantenerse autónomos a la luz de una lógica exclusivamente de acumulación de capital, la democracia se convierte en un ejercicio sin sentido, como ocurre en Estados Unidos. 

La combinación de una práctica religiosa dominante y su explotación en un discurso fundamentalista, con ausencia de toda conciencia política entre las clases oprimidas, da al sistema político estadunidense un margen de maniobra sin precedente con el cual puede destruir cualquier impacto potencial de las prácticas democráticas y reducirlas a simples rituales benignos (la política como entretenimiento, los actos de inauguración de campaña con porristas, etcétera). 

Sin embargo, no debemos dejarnos engañar, pues no es esta ideología fundamentalista la que ocupa el comando e impone su lógica a los verdaderos detentadores del po-der: el capital y sus sirvientes en el gobierno. Es el capital, por sí mismo, el que toma todas las decisiones, y sólo cuando ha logrado sus objetivos moviliza a la ideología es-tadunidense para servir a sus intereses. Los medios de los que se vale -un sistemático uso sin precedente de la desinformación- también ayudan a aislar a los críticos y so-meterlos a una permanente y odiosa forma de chantaje. De esta forma, el establishment puede manipular fácilmente a la "opinión pública" cultivando su estupidez. 

Gracias a este contexto, la clase gobernante estadunidense ha desarrollado una forma de cinismo total, envuelta en un disfraz de hipocresía perfectamente transparente para observadores extranjeros, pero imperceptible para el pueblo estadunidense. El régimen se complace en recurrir a la violencia, inclusive en sus manifestaciones más extremas, siempre que sea necesario. Todos los activistas radicales estadunidenses lo saben muy bien, y las únicas opciones que tiene son venderse al sistema o ser asesinados algún día. 

Como todas las ideologías, la estadunidense corre el riego de desgastarse. Durante los periodos de calma, marcados por un fuerte crecimiento económico por lo que podría pasar como niveles de bonanza so-cial, la presión que la clase gobernante ejerce sobre su pueblo se relaja naturalmente. Así, de vez en cuando el establishment tiene que refrescar su ideología usando los métodos clásicos: se designa un enemigo (siempre un extranjero, debido a que la sociedad estadunidense es buena por definición), y se señala al imperio del mal o al eje del mal, Esto justificará la movilización por distintos medios con el fin de aniquilarlo. En el pasado este enemigo fue el comunismo; el ma-cartismo (fenómeno olvidado por los "pro estadunidenses") hizo posible lanzar la guerra fría y someter a Europa. Hoy se habla del "terrorismo", que claramente es nada más que un pretexto que está siendo usado para lograr el proyecto real de la clase dominante: el control militar del planeta. 

El objetivo declarado de la nueva estrategia hegemónica estadunidense es evitar el surgimiento de cualquier otro poder que pudiera ser capaz de oponer resistencia a los mandamientos de Washington. Por tanto es necesario desmantelar a países que se han vuelto lo suficientemente "grandes" y convertirlos en satélites dispuestos y listos a aceptar bases militares estadunidense para que les den "protección". Los tres anteriores presidentes de Estados Unidos (Bush padre, Bill Clinton y Bush hijo) han estado de acuerdo en que el único país que tiene derecho a ser "grande" es el suyo. En este sentido, la hegemonía estadunidense depende, a fin de cuentas, de un poder militar desproporcionado y no de las "ventajas" específicas de su sistema económico. Gracias a este poder, Estados Unidos es ahora el líder in-discutible de la mafia global, cuyo "puño visible" impondrá el nuevo orden imperialista sobre aquellos que, de otra forma, no estarían dispuestos a integrarse. 

Envalentonada por sus recientes éxitos, la extrema derecha ahora tiene firmemente su-jetas las riendas del poder en Washington. Las ofertas posibles son claras: o bien se acepta la hegemonía estadunidense junto con el "liberalismo" invencible que promueve -que significa poco más que una obsesión exclusiva por hacer dinero- o se renuncia a todo. En el primer caso, le estaríamos dando a Washington toda la libertad para "rediseñar" el mundo a imagen y se-mejanza de Texas. Sólo eligiendo lo contrario tendríamos la posibilidad de hacer algo o reconstruir un mundo esencialmente plural, democrático y pacífico. 

Si hubieran reaccionado en 1935 o 1937, los europeos hubieran podido detener la locura nazi antes de que causara demasiado daño. Al retrasarse hasta 1939, contribuyeron a que hubiera decenas de millones de víctimas. Es nuestra responsabilidad actuar ahora, para que el desafío estadunidense neonazi pueda ser detenido y eliminado. 

* de Samir Amin 

-Economista egipcio director del Foro del Tercer Mundo en Dakar, Senegal

Fuente: La Jornada. junio del 2003 




6. A PROPÓSITO DE COIMAS Y EL MUNDO NEOLIBERAL EN ALEMÁN*

Cuando le digo a un austriaco que no encuentro mucha diferencia entre Alemania y Austria su indignación es casi absoluta y de inmediato involucra en la conversación todo tipo de argumentos históricos, geográficos, genéticos, sociológicos, entre otros muchos, para intentar hacerme caer en
cuenta de las profundas disimilitudes. Osvaldo Bayer, en su artículo "Marlene, la paz y el coimero" (ver la edición del diario Página 12 del 31. 01. 2004 www.pagina12.com.ar reeditada por Inventiva Social del 02. 02. 2004 editor_inventiva@infovia.com.ar ) nos informa: "Aquí, en Alemania, la moralidad está bien baja, en las esferas del dinero ..." y pasa demostrarlo mediante un par de ejemplos sobre dos grandes transacciones, una privada y otra gubernamental, a todas luces deshonestas.

Si miramos atentamente cada rincón del mundo en el actual momento, podemos observar que una premisa general y esencial de la globalización que lidera el capital la constituye la más desalmada y profunda corrupción, a todos los niveles, que la humanidad haya vivido desde el inicio de la era industrial, generada mediante la compra de conciencias. Ahora si que es tinta cierta aquello de que no hay ni una sola persona (viva) en el mundo que no tenga un precio (y que siempre hay otra persona, natural o jurídica, dispuesta a pagarlo).

Uno de los principales argumentos que sirvió a la caída del llamado bloque comunista fue el elevado burocratismo, practicante de una corrupción mezquina, policial, cargada de burdos métodos, desprovista de toda gracia, inteligencia y elegancia. En la era de la aldea global del capitalismo, la corrupción campea, pero en vez de ser mal mirada, drásticamente censurada y
ejemplarmente castigada, para el rebaño de gentes se va transformando hasta en una especie de acto heróico necesario, digno de loar y ser imitado (guardando, claro, las debidas proporciones), dependiendo de quién sea su autor, cómo lo realiza y a cuánto se elevan los beneficios alcanzados con la burla de las leyes estatales o los códigos éticos.

El ladronzuelo que alivia al turista del peso de su cartera, el asaltante de pequeñas sucursales bancarias, gasolineras o estancos de tabaco merecen por su osadía todo el repudio de la colectividad entera y un castigo severo. En el otro toldo y para recordar sólo un ejemplo, Berlusconi, en Italia, a través de sus testaferros parlamentarios, se dio el lujo de dictar para él
solito, en tiempo récord, una ley que lo protegía de cualquier proceso por las comprobadas irregularidades en sus manejos públicos y privados ... el hecho en Europa causó más carcajadas que indignación; sin embargo ahora, cuando la Corte Suprema de Justicia italiana decide que tal ley viola flagrantemente la Constitución Política, en uno de sus furibundos ataques de
ira, el atolondrado gobernante denuncia como fascista al alto cuerpo colegial de su feudo en las primeras planas de los más prestigiosos diarios europeos, prometiendo los mil infiernos a sus integrantes.

En Austria, en las esferas del dinero, o para decirlo más escuetamente del poder, estamos a tono con Alemania y con el esquema mundial. Aquí una simpática coalición de gobierno entre dos partidos, liados hace ya algunos años en un infeliz y tortuoso matrimonio el cual ninguno de los dos puede abandonar conscientes de que tal hecho significaría el fin para ambos, han copiado aquella vieja estrategia empresarial de poner en la oficina de reclamaciones la más encantadora y angelical muchachita disponible, que sea capaz de calmar con una sola de sus sonrisas al más furibundo de los clientes insatisfechos. Y así, en las esferas del poder, para el Ministerio
de Finanzas han elegido un apuesto y ambicioso jovenzuelo, hijo de una respetable familia de prósperos comerciantes de automóviles. El mozo ha tenido que pasar las duras y las maduras con las impopulares reformas que le ha tocado firmar en nombre de los poderosos grupos económicos que están detrás de las medidas tomadas; sin embargo sus soñadores ojos, azules como el mar y profundos como la noche, sus agradables gesticulaciones y embelesadoras sonrisas que hacen las delicias de cualquier televidente independiente de lo que esté balbuceando, su ceño fruncido en señorial gesto y sus carnosos labios tensos al momento de defender sus más enojosos postulados o de ser atacado con incómodas preguntas o afirmaciones en su contra, hasta ahora lo han sacado airoso de los embates de sus adversarios. Y es que en verdad, ninguna persona o familia austriaca que se crea de bien, podría siquiera imaginar tacha alguna en este ser cuasicelestial, el cual
seguramente, al igual que otro distinguido mandatario, puede hablar con Dios y recibir sin más intermediarios su más alta iluminación. Pero señoras y señores, el diablo existe y a todos tienta; además, la carne no es sólo bella sino que también es muy pero muy endeble.

Hace ya un tiempo se habló de ciertas ilicitudes y prebendas en favor de círculos cercanos a los negocios privados del joven ministro, a la hora de invertir unas cuantas millonadas públicas de euros en la impopular compra de aviones de guerra. Pero al igual que las tormentas, una más fuerte hace desaparecer las conversaciones a cerca de la anterior y así sucesivamente.
Ahora el ministro está comprometido en un escándalo, a mi modo de ver muy grave, según él una bagatela: él ha recibido más de un cuarto de millón de euros por parte de la Asociación de Industriales de Austria para la instalación de una página privada en internet con su nombre: Karl Heinz Grasser. Y para que vean cómo es el pive de inteligente y astuto, el dinero no ha sido tomado por el directamente, sino por una Asociación fundada para tal fin, en la cual no figura su nombre ni siquiera como socio, sino que está encabezada y dirigida por otros funcionarios subalternos del ministerio, muy cercanos al boss de las finanzas públicas de Austria. Ante
el herario público, la asociación pro-ministro sólo declaró el recibimiento de un poco más de la mitad del dinero efectivamente captado, lo cual constituye un delito fiscal. Según la oposición, con toda la serie de actos, el ministro de finanzas ha incurrido en los delitos de corrupción,
ocultamiento de bienes ante el fisco y aceptación de regalos prohibidos, por lo cual exigen un proceso y su renuncia inmediata al ministerio que dirige.
La respuesta del ministro ante el aluvión de requisitorias formuladas en el parlamento no podría ser más impúdica y sarcástica: "nada sé, yo no pertenezco a esa asociación".

Es inaudito el candor y cinismo del cáustico ministro, quien hoy a declarado a la prensa que toma cualquier apuesta a que en un año, y muy a pesar del "incidente", estará aún en la silla ministerial. Lo más amargo y repugnante es saber que en este caso él está diciendo toda la verdad y nada más que la verdad; tan impotentes para hacer justicia son las reglas del "juego democrático" de esta Europilla que vivimos, tan fuerte hacen sentir al muñeco quienes manejan sus hilos desde atrás y ante todo, tan poco seria y respetable es tanto el ministro como la sociedad que lo produce.

* de Luis Alfredo Duarte Herrera. dhl@euroyage.net


7.Malas costumbres* 

*Eduardo Galeano
  
Un pequeño gesto de dignidad nacional desató tremendo escándalo a principios de este año. En todo el mundo la prensa le dedicó títulos de primera página, como informando de algo rarísimo, algo así como: "Hombre muerde perro".
¿Qué había ocurrido? Brasil estaba exigiendo a los visitantes estadounidenses lo mismo que Estados Unidos exige a los visitantes brasileños: visa en el pasaporte y fichaje en la frontera, incluyendo foto y huella digital.
Muchos condenaron ese acto de normalidad como una expresión de peligrosa locura. Quizá, si el mundo no estuviera tan mal acostumbrado, las cosas se hubieran visto de otro modo. Al fin y al cabo, lo anormal no era que el presidente Lula actuara así, sino que fuera el único: lo anormal era que los demás aceptaran sin chistar esas condiciones que Bush impuso a todos los países, con excepción de unos pocos privilegiados que están más allá de cualquier sospecha de terrorismo y maldad. 
 

Todo se explicaba, faltaba más, por el 11 de septiembre. Esta tragedia, que el presidente Bush sigue utilizando como una póliza de perpetua impunidad, obliga a su país a defenderse sin bajar nunca la guardia.
Sin embargo, como cualquiera sabe, ningún brasileño ha tenido nada que ver con la caída de las Torres Gemelas de Nueva York. En cambio, como pocos recuerdan, el más grave atentado terrorista de toda la historia del Brasil, el golpe de estado de 1964, contó con la fundamental participación política, económica, militar y periodística de los Estados Unidos. 
Este asunto de los fichajes de viajeros, que tanto lío armó, no es más que un caso de justicia retributiva, y sería ridículo confundirlo con una tardía venganza histórica. Pero las rutinas de la indignidad tienen mucho que ver, en América latina, con la mala costumbre de la amnesia, de modo que no está demás recordar que la participación oficial y oficiosa de los Estados Unidos en aquel golpe de Estado terrorista ha sido documentalmente probada y confesada por sus principales actores. Y valdría la pena recordar también que ese cuartelazo no sólo abrió paso a una larga dictadura militar, sino que además asesinó y sepultó las reformas sociales que el gobierno democrático de Joao Goulart estaba llevando adelante para que fuera menos injusto el país más injusto del mundo. 
Aquel impulso justiciero demoró cuarenta años en resucitar. En esos cuarenta años, ¿cuántos niños brasileños murieron de hambre? El terrorismo que mata por hambre no es menos abominable que el que mata por bomba. 
 

Malas costumbres: indignidad, amnesia, resignación. Por miedo, nos cuesta cambiarlas; por pereza mental, nos cuesta imaginarnos sin ellas.
Se nos hace inconcebible el revés de la trama, la contracara de cada cara. Preguntarnos, pongamos por caso, ¿qué hubiera pasado si Irak hubiera invadido Estados Unidos, con el pretexto de que Estados Unidos tiene armas de destrucción masiva? ¿Y si la embajada de Venezuela en Washington hubiera impulsado y aplaudido un golpe de Estado contra George W. Bush, como hizo la embajada de Estados Unidos en Caracas contra Hugo Chávez? ¿Y si el gobierno de Cuba hubiera organizado 637 tentativas de asesinato contra los presidentes de los Estados Unidos, en respuesta a las 637 veces que intentaron matar a Fidel Castro? 
¿Y qué pasaría si los países del sur del mundo se negaran a aceptar ni una sola de las condiciones impuestas por el Fondo Monetario y el Banco Mundial, a menos que estos organismos empezaran por imponerlas a Estados Unidos, que es el mayor deudor del planeta? ¿Y si el sur aplicara los subsidios y los aranceles que los países ricos practican en casa y prohíben afuera? ¿Y si? 
 

Malas costumbres: el fatalismo. Aceptamos lo inaceptable como si fuera parte del orden natural de las cosas y como si no hubiera otro orden posible. El sol enfría, la libertad oprime, la integración desintegra: nos guste o no nos guste, no hay manera de evitarlo. Elija usted entre eso o eso. Así se vende, por ejemplo, el ALCA. 


Allá en el principio de los tiempos, el viejo Zeus, el mandón mayor, no se equivocó. Entre todos los moradores del Olimpo griego, Hermes era el más mentiroso, el tramposo que a todos engañaba, el ladrón que todo robaba. Zeus le regaló unas sandalias con alitas de oro y lo nombró dios del comercio. Fue Hermes, después llamado Mercurio, quien engendró la Organización Mundial del Comercio, el Nafta, el ALCA y otras criaturas concebidas a su imagen y semejanza. 
El Nafta, el acuerdo comercial entre los Estados Unidos, Canadá y México, acaba de cumplir diez años. La mano de Hermes ha guiado, paso a paso, toda su infancia. Vida y obra del Nafta, primera década: recordemos no más que un par de episodios reveladores de lo que nos espera si se concreta el ALCA y esta llamada libertad de comercio, humilladora de soberanías, se extiende a todo el espacio americano: 
En 1996, el gobierno de Canadá prohibió la venta de "una neurotoxina peligrosa para la salud humana". Era un aditivo para la gasolina, fabricado por la empresa estadounidense Ethyl. Ese aditivo tóxico, prohibido en los Estados Unidos, sólo se vendía en Canadá. La empresa Ethyl, que lleva muchos años dedicada a la noble misión de envenenar a los países extranjeros, reaccionó demandando al estado canadiense porque la prohibición de su producto liquidaba sus ventas, dañaba su reputación e implicaba "una expropiación". Los abogados canadienses advirtieron a su gobierno que estaba perdido: no había nada qué hacer. En el Nafta, las empresas mandan. A mediados de 1998, el gobierno de Canadá levantó la prohibición, pagó una indemnización de trece millones de dólares a la empresa Ethyl y le pidió disculpas.
En 1995, otra empresa estadounidense, Metalclad, no pudo reabrir un depósito de basura tóxica en el estado mexicano de San Luis Potosí. Lo impidió la población, machetes en mano, para que la empresa basurera no continuara envenenando la tierra y las napas subterráneas de agua. Metalclad demandó al gobierno de México por ese "acto de expropiación". Según lo establecido por el tratado de libre comercio, en el año 2001 la empresa recibió una indemnización de diecisiete millones de dólares. 
 
La Organización de las Naciones Unidas nació al fin de la Segunda Guerra Mundial. John Fitzgerald Kennedy y Orson Welles estuvieron entre los dos mil quinientos periodistas que publicaron crónicas del gran acontecimiento. La Carta fundacional de las Naciones Unidas estableció "la igualdad de derechos de las naciones grandes y pequeñas". Era la gran promesa: a partir de la igualdad soberana de todos sus miembros, el nuevo organismo internacional iba a cambiar el rumbo de la historia de la humanidad.
Sesenta años después, a la vista está. Cambió para peor. 
 
Pero las malas costumbres no son un destino, y son cada vez más los países que se están hartando de recitar el papel del bobo en esta gran farsa universal. 
Hace un año, comprobaba Thomas Dawson, vocero del Fondo Monetario Internacional: "Tenemos muchos alumnos destacados en América latina". Era el lenguaje de siempre. Ahora, advierte el presidente argentino Néstor Kirchner: "Ya no somos alfombra". Es el nuevo lenguaje. 
Nuevo lenguaje, nueva actitud. Nuestros países se llevan muy mal con sus pueblos y se llevan todavía peor con sus vecinos, y ésta es una larga y triste historia de divorcios. Pero las más recientes reuniones internacionales -en Cancún, en Monterrey- han sido sacudidas por el soplo de vientos que el aire agradece. Después de tantos años de soledad, los débiles estamos empezando a entender que por separado estamos fritos. Ya pocos creen, como el presidente uruguayo Jorge Batlle, que todavía podemos aspirar a ser mendigos felices. Hasta los más cabezaduras se están convenciendo de que en este vasto humilladero, donde los poderosos practican impunemente el proteccionismo comercial, la extorsión financiera y la violencia militar, la dignidad es compartida o no es.
Habría que apurarse, digo yo, antes de que quedemos igualitos a las fotos ésas que están llegando de Marte.
 
* FUENTE: Página/12 - 25-01-04 
Noticia enviada por Jorge Daffra. jdaffra@infovia.com.ar


Correo:

Querido Eduardo :

Ahora que este tema está tratándose (el de la libertad o su falta en Cuba ) quería contar una pequeña anécdota personal .

Coordine en dos oportunidades el grupo de argentinos que viajaron a Cuba en oportunidad de  dos bienales de oralidad que tuvieron

lugar en la ciudad de Santiago Viajamos  más de veinte en cada una de las dos oportunidades entre poetas y narradores de cuentos .Mi tarea consistía  en enviar las propuestas de espectáculos ,lecturas de poemas  ,ponencias  para el coloquio teórico .Debo decir que nadie nunca sugirió que tal tema se tratase o no, ni existió ninguna forma de censura.

En el 2003 viajamos a Colombia ,país cuya libertad de expresión nadie pone en duda En algunas zonas nos pidieron explícitamente y por escrito que no contáramos cuentos que hablaran de temas políticos y sociales .Se supone que esos  lugares estaban gobernados o con gran influencia en el gobierno de los paramilitares .No lo hicimos sobre todo porque  de otra manera la seguridad de los organizadores corría peligro .

Un abrazo 

* Cristina. pluma@velocom.com.ar

 *

Festival

a dos años del estallido y de nuestra conformación... FESTIVAL  
el sábado 7 de febrero a las 16 hs. en la Plaza (frente a la estación de Temperley)

con:  bandas en vivo, swing, murga, radio abierta, juegos infantiles ....
Contaremos además con la participación de la:

3º FERIA ITINERANTE DE EMPRENDIMIENTOS PRODUCTIVOS

presentarán sus productos: 
Asamblea Vecinal Plaza Sarmiento - Asamblea Plaza Remedios de Escalada -  MTL - MTR - Barrios de Pie - RedAcción-

ORGANIZA ASAMBLEA DE TEMPERLEY...
                               sigamos revolucinando la ciudad.....




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