fran ilich on Mon, 12 Jan 2004 10:50:50 +0100 (CET)


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Explora en cómic lenguaje bicultural

El mexicano Ariel Freaner busca ganar lectores en ambos lados del Río Bravo
con su proyecto 'Catching up'

Por JOSÉ GALINDO MONTELONGO / Grupo Reforma

http://www.reforma.com/cultura/articulo/292728/

Ciudad de México (9 mayo 2003).- Ariel Freaner yace en el pavimento. Los
servicios de emergencia de San Diego, California, están tratando de
revivirlo. Un paramédico extrae de su cartera una identificación (30 años de
edad, nacionalidad mexicana), y una tarjeta de su negocio (diseñador
gráfico, Freaner & Associates).

Ariel ha pasado por otras crisis, pero ninguna que incluya oxígeno y
transfusiones. Es un diseñador joven y exitoso que ha logrado establecer su
propia compañía en esta ciudad californiana. Mientras lo suben a la
ambulancia, sin embargo, siente que como persona no está al día, que ha
desatendido las cosas que realmente valen. Ya en el hospital, todavía
aturdido por la morfina, decide que si sobrevive retomará su carrera como
caricaturista.

Seis años después está a punto de lanzar un proyecto de caricatura bilingüe,
primero a través de su página en internet (www.catchingup.com) y más
adelante en la prensa de México y Estados Unidos, simultáneamente.
"Uno de los motivos por los que dejé la caricatura cuando llegué a San
Diego", explica Ariel, "fue que algunas referencias del humor cambian. Ya no
puedes hacer bromas sobre la impuntualidad de los repartidores de gas o la
lentitud de algunos trámites burocráticos".

Después de varios años en Estados Unidos, una vez familiarizado con las
costumbres, las expresiones y los defectos más comunes en aquel país, se
atrevió a experimentar de nuevo con sus tiras cómicas. Ahora piensa y
escribe en inglés, aunque sigue muy apegado a México.

"A pesar de las diferencias culturales, gran parte de mis caricaturas sí son
traducibles al español porque tratan de la vida diaria de las personas, que
no es tan distinta: nos peleamos igual con la novia, batallamos con la
computadora, llegamos cansados del trabajo".

En las historietas de Ariel está muy presente la tecnología. En una ocasión
sus personajes deciden, por ejemplo, escanearse para entrar en la
computadora, retrasar el reloj y así regresar el tiempo.

"Como la tecnología ocupa una gran parte de nuestra vida diaria", dice
Ariel, "tengo algunos personajes que de pronto viajan dentro de internet y
se meten en líos, pero si estas herramientas aparecen mucho en mis
caricaturas es sólo para averiguar cómo vivir una vida más humana."
En su natal Hermosillo, antes de cumplir 20 años, Ariel publicaba
historietas los domingos en El Imparcial. Desde pequeño había sentido la
influencia de su su tío Bill Meléndez, quien era el animador de los
especiales televisivos de Snoopy y Charly Brown.

Estudiaba la preparatoria cuando desarrolló sus primeros personajes, los
Blincabolines, que más tarde consiguió publicar a diario en aquel periódico
sonorense. Sin embargo, empezó a dibujar con menos frecuencia cuando se mudó
a Tijuana a mediados de los 80 para ir a la universidad, y abandonó por
completo la caricatura cuando se mudó a Estados Unidos.

En 1997, mientras conducía tranquilamente en San Diego, un automóvil se le
estrelló de frente y por poco lo manda al panteón. "Mis valores y mis
prioridades cambiaron muchísimo".

Conservando al personaje principal de los Blincabolines --un frijol
saltarín-- Ariel regresó a su oficio de caricaturista, solo que con un nuevo
concepto y en otro idioma. Tituló su proyecto Catching up, que significa
"ponerse al corriente" o "al día" y que se utiliza, por ejemplo, cuando uno
tiene trabajo atrasado.

"Yo necesitaba hacer eso: catch up, ponerme al corriente, pero con la vida",
dice Ariel.

"Estamos preocupados por tantas cosas, pequeñas y grandes, de dinero y de
salud, y nos sucede que, por estar enredados en todo eso, dejamos de vivir.
Por eso en mis caricaturas intento hacer una crítica de la vida diaria".
Después de su accidente, retomó el lápiz y se lanzó a promover sus
caricaturas en internet y luego en publicaciones como The Daily Californian.
Algunas organizaciones no lucrativas le pidieron utilizar sus personajes
para promover sus servicios.

El siguiente paso es aprovechar su experiencia bicultural para buscar
lectores en ambos lados del Río Bravo. Parece un sueño, pero después de su
accidente muchas cosas tienen para él una consistencia onírica.
Ariel, quien tiene una hija de 7 años y un hijo de 3, mira en perspectiva
aquellos días de hospitales y quirófanos, y juzga que el saldo ha sido
favorable: "Uno no cambia de un día para otro, es cierto, pero en el momento
en que te cambian las intenciones y el corazón, eventualmente todo lo demás
se transforma también".

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