Silvestre Byrón on Wed, 19 Nov 2003 20:02:50 +0100 (CET) |
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[nettime-lat] EAF - ArteDegenerado + EL KITSCH |
EAF - Once Ediciones ArteDegenerado EL KITSCH “Juego interrumpido” de Guillermo Roux del año 1976 y “Pintura” de Fermín Eguía de 1967 son dos obras que integran la colección del museo denominada “Cultura Surreal”; ambas impactan por que los artistas fusionan distintos elementos que, en el primer caso, da como resultado sugerentes figuras recortadas, especie de trozos que la memoria rescata del inconciente para armar una escena inquietante en un presente siempre acicateado por otro tiempo y otro lugar. En el segundo caso, en la pintura de Eguía, el artista metamorfosea y mezcla elementos, armando un extraño ser que sin dejar de ser mujer es gallina, donde la ironía y el humor muerden una cotidianeidad no poco cruel. Ambas obras son efectistas, ambas hacen mezclas increíbles y ambas convierten a las cosas en otras cosas, tres procedimientos que pueden conducir al kitsch, sin embargo el resultado no es kitsch, es surreal. Es que el kitsch es un modo de expresión estético y aún ético que podemos captar inmediata e intuitivamente pero que se resiste a explicaciones o descripciones breves o a la reducción de sus procesos a recetas simples y rígidas. En el rastreo de origen de la palabra misma se presentan las primeras dificultades: “Kitsch” es una palabra alemana que se comenzó a usar en Munich a mediados del siglo XIX, pero en las primeras décadas del siglo XX ya es usado fuera de los límites de Alemania. Hoy es frecuentado indistintamente por literatos, críticos, estetas y filósofos de habla alemana, francesa, española, italiana, etc. Y aparece con frecuencia en textos periodísticos. Su etimología es un tanto incierta, según el Etymologisches Wöterbuch der deutschen Sprache, Strasburgo 1883, se deriva de la palabra inglesa sketch (esbozo) mal pronunciada por los artistas de Munich que la aplicaban para referirse a imágenes baratas que los turistas americanos compraban como souvenirs; de allí que se utilice para nombrar la vulgar pacotilla artística consumida por aquellos que buscan experiencias estéticas fáciles, no comprometidas, etc. Pero quizás su origen deba buscarse –como piensan algunos autores- en el verbo alemán verkitschen que en dialecto Mecklenburg significa fabricar barato, vender otra cosa de lo que se había pedido específicamente, hacer pasar gato por liebre; kitschen es también frangollar, hacer muebles nuevos con viejos, hacer mezclas. El Kitsch es lo carente de originalidad, lo contrario –desde el punto de vista artístico- a las vanguardias; pero también es lo sentimental en su peor forma es decir lo sensiblero, azucarado, etc., y, como lo cursi, es ridículo, ostentoso y de mal gusto. Se refiere a los objetos pero también al hombre, a lo estético pero también a lo ético. Hay Kitsch en el campo de la arquitectura, de la ornamentación de la pintura, el cine, el teatro o la escultura; en gestos de la vida cotidiana, pequeñas expresiones lingüísticas o largas novelas. Es un estilo cuyo afán es achicar lo grande y agrandar lo pequeño: convierte en pisapapeles tanto a los insectos como a la torre Eiffel, capaz de tomar a Ana Karenina y a La Guerra y la Paz y transformarlas en novelas breves. Sustituir es una de sus acciones estéticas predilectas, es decir en lugar de piedra y madera el plástico, pero para que el plástico parezca piedra y/o madera; falsea en busca de comodidad entendida como lo que no compromete ni cuidados, ni tiempo ni dinero pero, sin embargo,, es el estilo de las sociedades opulentas, de los nuevos ricos preocupados por mostrar su imperio económico y un estilo que no poseen, por lo que también el Kitsch es el estilo carente de estilo, es la copia, el sustituto, la mezcla de estilos; estilemas que se juntan en una nueva estructuración que no logra síntesis, su impulso a juntar, mezclar y a convertir las cosas en otras cosas no lo hace acceder al mundo onírico del surrealismo ni a la transgresión del pop; como así tampoco al ejercicio de mezclar imágenes, objetos y expresiones diferentes en literatura, plástica y aún publicidad es suficiente para producir obras kitsch, como vimos en los ejemplos con los que comenzamos esta nota. El kitsch es el arte de la mayoría de la midcult o cultura media, sin embargo nada ni nadie está a salvo del kitsch todo arte –afirma Broch- tiene por lo menos una pizca de kitsch. El arte de élites, el gran arte, las vanguardias, buscan por lo menos un mínimo de efecto cuando no un máximo –bástenos recordar al arte de la contrarreforma-, o exploran el romanticismo y lo sentimental al borde mismo de lo sensiblero –pensemos en la música de Vivaldi o en el Danubio Azul-. Quién, por otro lado, está a salvo totalmente de la tentación hedónica del kitsch, quién puede decir que jamás disfruta o busca la satisfacción estética trivial, sensiblera y superficial que el kitsch proporciona. Tampoco las artesanías, el arte popular, el folklore, por rústicos que sean, están a salvo del kitsch entre otras cosas a causa de la hibridación cultural y la permanente desterritorialización de los valores estéticos o por la producción de efectos y el fondo sentimental. Aún el más atento de los esnob cae en el kitsch cuando el afán de evitarlo es desmedido. El drama del Kitsch es sin duda la mediocridad, pero es también la búsqueda de la cotidiana felicidad que siempre quiere ponerse al amparo de todo exceso, de ruptura de códigos o aventuras fuertes, ahora bien, en esa búsqueda todos nos involucramos. Griselda Barale. Boletín del MNBA. 6/96. EAF/2003.- www.geocities.com/eaf_underground www.geocities.com/eaf_iniciacion ------------ Los mejores usados y las más tentadoras ofertas de 0km están en Yahoo! Autos. Comprá o vendé tu auto en http://autos.yahoo.com.ar _______________________________________________ Nettime-lat mailing list Nettime-lat@nettime.org http://amsterdam.nettime.org/cgi-bin/mailman/listinfo/nettime-lat