xa3k on Tue, 18 Feb 2003 03:12:13 +0100 (CET)


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[nettime-lat] El Sendero Luminoso de Bush y Blair (por Heinz Dieterich Steffan)




8 de febrero del 2003
El Sendero Luminoso de Bush y Blair
Heinz Dieterich Steffan
www.rebelion.org

"Salvo el poder, todo lo demás es ilusión", solía decir el líder de la
organización terrorista peruana, Sendero Luminoso, Abimael Guzmán. Este es
el hilo invisible que une al "Camarada Gonzalo" en su celda de Callao con el
presidente George W. Bush en la Casa Blanca y el Primer Ministro Tony Blair
en Downing Street.

Porque, si sólo el poder cuenta, el derecho y la ética ---los dos
principales obstáculos al abuso del poder--- son irrelevantes. Al igual que
la verdad, la solidaridad, el amor y el perdón. Es la lógica del poder
totalitario que manda las mentes y las armas de esta cofradía terrorista.

"Por el Sendero Luminoso de José Carlos Mariátegui", fue la bandera original
de Sendero Luminoso, pero, pronto la desviación militarista destruyó la
herencia espiritual del referente histórico. Algo semejante sucedió con los
Estados Unidos. Protagonista de los procedimientos formaldemocráticos y
antifeudales en su origen, ha involucionado hacia la lógica del "Camarada
Gonzalo", basado en la negación del otro.

Esa negación del otro lleva directamente al fascismo histórico europeo, del
cual los nuevos cruzados anglo-estadounidenses se creen tan lejos. Si Donald
Rumsfeld, ministro de "defensa" en el gabinete de George W. Bush, se burla
de la "vieja Europa", que se resiste a darle un cheque en blanco para
apoderarse del petróleo iraquí, se le olvida que la gente de su estirpe está
caminando precisamente sobre las huellas de los "viejos europeos" Adolf
Hitler, Mussolini y Franco.

Y esto no sólo en un sentido ideológico y amoral, sino muy práctico. No sólo
la estrategia militar que utilizarán por segunda vez contra Irak es una
versión avanzada de la famosa doctrina del Blitzkrieg de los nazis,
desarrollada por el General de Panzer, Heinz Guderian, sino hasta la
tecnología de ataque que pretenden emplear es una herencia de los
científicos de Adolf Hitler.

En las primeras 48 horas de la agresión, las fuerzas de Estados Unidos y
Gran Bretaña lanzarán 3000 mísiles cruceros teledirigidos de alta precisión
contra objetivos iraquíes. La guerra comenzará "en una gran explosión", se
ufanan los planeadores del Pentágono de sus artificios bélicos, que fueron
empleados por primera vez en la historia por Hitler, contra la ciudad de
Londres. Esos cohetes cruceros, llamados por los nazis V 1 (venganza 1), al
igual que los primeros cohetes balísticos de la historia, los V 2 y los
aviones de combate jet (ME 262), estuvieron en primer lugar de la lista del
botín de guerra, que Washington había confeccionado para garantizarse la
ventaja tecnológica decisiva del Nuevo Orden Mundial de la posguerra.

Detrás de las tropas estadounidenses que entraron a Alemania, iban unidades
especiales de científicos y técnicos con listas precisas de las
instituciones de investigación y de producción bélica de los nazis, que
requirieron ---siempre ganándole la competencia a los ingleses y rusos---
decenas de miles de toneladas de armamento avanzado, de patentes científicos
y de uranio, para las guerras inevitables de su Nuevo Orden Mundial
anti-comunista.

Junto con el hardware se llevaron a la elite científica que posteriormente
garantizó la posición de vanguardia mundial de Estados Unidos en la
industria aeronáutica y, también, a los especialistas nazis en terrorismo de
Estado. Muchas de las guerras post-1945 iban a ser guerras de
guerrilla ---es decir, contra movimientos de liberación nacional--- preveían
los planeadores estratégicos de Washington, y nadie tenía más experiencia en
combatir esos movimientos de liberación nacional que los nazis. En los
territorios ocupados de la Unión Soviética, del Balcano, de Francia e
Italia, se habían formado grandes movimientos guerrilleros anti-nazi y la
represión de esos movimientos era un tesoro de know how, que la elite
estadounidense codiciaba.

En consecuencia, llevó desde generales hasta simples torturadores nazis a
Estados Unidos para integrar ese conocimiento de represión de movimientos
populares en su arsenal guerrerista. En uno de esos grupos de estudio, un
general alemán que había combatido en la URSS, les confió a sus educandos
estadounidenses una lección que había aprendido en lo que los nazis llamaron
la "guerra contra bandidos": incapaces de expulsar a las guerrillas rusas de
los pantanos del Pripjet con armas convencionales, el general recomendó que
en futuras guerras de contrainsurgencia debían usarse armas nucleares para
aniquilar a los insurgentes.

Bajo el gobierno de George W. Bush, esta lección del general nazi es
doctrina militar oficial de Washington que amenaza a cualquier ente social
con la destrucción preventiva nuclear. Y el gobierno de Blair no se queda
atrás. El 3 de febrero, el ministro británico de "Defensa", Geoff Hoon,
declaró en una entrevista con la BBC que "Saddam puede estar completamente
seguro de que, en las condiciones adecuadas, estaríamos dispuestos a
utilizar armas nucleares".

Que la amenaza nuclear del gobierno de su Majestad se dirija contra Irak,
implica una trágica ironía de la historia. Cuando las tropas británicas
devastaron, de 1915 en adelante, a los pueblos de Mesopotamia, hoy
Irak ---tal como Marcel Proust relató en una de sus últimas notables
novelas--- el icono de la democracia occidental y ministro del gabinete
inglés, Winston Churchill, recomendaba el uso de gas letal contra "las
incivilizadas tribus árabes", incluyendo la población civil. Esta es la
"vieja Europa" que el nuevo fascismo anglo-estadounidense pretende reavivar
con las armas y la ideología perfeccionadas de Hitler, para someter a la
humanidad a otros quinientos años de opresión y explotación.

Y al igual que Hitler, sus herederos calculan la guerra de agresión como
negocio. Los enormes costos del rearmamento alemán de 1933 a 1939,
financiado por el keynesianismo militar de los nazis, tenían que cubrirse de
alguna forma, si no, el "milagro económico" de Hitler iba a terminar en una
catástrofe económica debido a los gigantescos déficit del Estado. Ese
endeudamiento lo iban a pagar los vencidos, decidía Hitler, y lo mismo se ha
resuelto para la guerra de rapiña contra Irak.

"El gobierno de un Nuevo Irak rembolsaría a Estados Unidos y Gran Bretaña
mucho de lo que gastó durante la guerra y la implementación de un gobierno
de transición", escribió el columnista del The New York Times, y amigo
personal del Primer Ministro israelí, Ariel Sharon, William Safire, en
octubre del año pasado, añadiendo que tampoco pagará "la corrupta ´deuda´
por 8 mil millones de dólares que Rusia le reclama a Saddam".

Pagando las víctimas los costos de la guerra de agresión y reconstrucción;
entregando las mayores reservas petrolíferas del mundo, superiores a las de
Arabia Saudita, como ahora se ha revelado; cediendo el sistema fluvial y las
reservas de agua dulce más grandes de Medio Oriente (los ríos Tigris y
Euphrates), de vital importancia para Israel; pudiendo experimentar bajo
condiciones reales la efectividad de la primera brigada de tanques
totalmente digitalizada, dentro de la nueva concepción militar del campo de
batalla electrónico, Air-Land Battle 2000, y, de las nuevas armas de alta
energía, de tipo láser y de microondas; pudiendo debilitar estratégicamente
a Rusia, China y el eje Berlín-Paris, en fin, todo esto es un meganegocio,
que ninguna elite imperial puede rechazar.

La histeria del gobierno estadounidense ante la resistencia de Alemania,
Francia y Bélgica, frente al nuevo fascismo de la troika Bush, Blair y
Sharon, encuentra aquí su explicación. Nadie debe interferir con el negocio
del siglo, y así lo han entendido los empleados políticos del The Wall
Street Journal en Europa, José Maria Aznar y Silvio Berlusconi, quienes
rindieron pleitesía a la nueva troika mediante su servil carta de sumisión,
publicada por el principal diario del subimperialismo español, El País, el
30 de enero.

El gobierno polaco, a su vez, ha decidido echar su suerte con Gran Bretaña y
Estados Unidos, ante la histórica amenaza que han sido Rusia y Alemania. Sin
embargo, en la actual repetición fársica de la tragedia de los años treinta,
los pretendidos salvadores de Polonia son la peor amenaza para la humanidad.
Si la democracia imperialista británica-estadounidense de 1939 era
preferible al totalitarismo imperialista de la Alemania nazi, hoy es al
revés.

Una gran parte de la opinión pública informada entiende esto. En una
encuesta de opinión electrónica de la edición europea de la revista Time,
318,000 personas contestaron la pregunta: "¿Qué país representa el mayor
peligro para la paz mundial en el año 2003?", de la siguiente manera: Corea
del Norte, 7 por ciento; Irak, 8 por ciento; los Estados Unidos, 84 por
ciento.

Pero, como en la lógica del Camarada Gonzalo, de George W. Bush y de Tony
Blair, "salvo el poder, todo lo demás es ilusión", la opinión mundial
informada no importa.

Lo que debe aprender esta opinión mundial es, que los nuevos fascistas ya no
hablan el idioma de Goethe. Hoy hablan el idioma de Shakespeare.


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