ricardo dominguez on Fri, 20 Jul 2001 17:09:29 +0200 (CEST)


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Globalización o globocolonización
 
Frei Betto
 Génova
 
La reunión del G-8, o club de los jefes de Estado de
las ocho naciones más poderosas del mundo, prevista en ésta
ciudad entre los días 20 y 22 de este mes, atrae a la tierra
natal de Cristóbal Colón, defensores y críticos del actual
modelo de globalización.
 
Uno de los eventos alternativos más importantes fue
el ciclo de conferencias "Cultura y Política Mundiales",
promovido por la Universidad de Génova, en la facultad de
arquitectura, del 10 al 16 de julio.  De los debates saldrá un
documento que será entregado a los mandatarios de los países
que integran el G-8:  Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Italia,
Francia, Alemania, Japón y Rusia.
 
En la apertura del ciclo se analizaron lasperspectivas abiertas 
por los recientes avances de la genética, sus implicaciones 
directas (clones) e indirectas (transgénicos) en nuestra calidad 
de vida.  Científicos, profesores y artistas, provenientes, 
mayormente, del Hemisferio Norte, debatieron también
temas como "Globalización y conflictos", "Sistemas de
información y  comunicación de masas" y "Derecho a la cultura".
 
La globalización es, sin duda, la gran estrella de
Génova, sujeta a aplausos y burlas.  Ella funciona como un
lente de aumento que permite a la población mundial, no sólo
divisar las implicaciones internacionales de los problemas
locales, sino también sus efectos colaterales en nuestras vidas.
 
Para los jefes de Estado que, dentro de unos días,
estarán aislados en la plaza de guerra que se arma en
Génova, la globalización, entendida como mundialización del
mercado, es un avance, cuyos efectos negativos son irrelevantes y
pueden ser corregidos.
 
Para los intelectuales que ocupan la trinchera de resistencia de 
la Universidad de Génova, la globalización representa, de hecho, 
la "occidentalización" del mundo, con el objetivo de responder a 
los intereses del capitalismo en su fase más avanzada, la de la 
transnacionalización de los oligopolios empresariales.
 
Es sintomático que el ciclo de conferencias haya preferido 
debatir los aspectos culturales y políticos de la globalización, 
en general considerados menos relevantes que los
económicos. Para los organizadores de las conferencias, como los
profesores Marcello Danovaro y Cristiano Ghirlanda, la
mundialización no pasa de ser un cliché demagógico de aquellos que
buscan, de hecho, imponer al planeta un pensamiento único con
carácter de universalidad irrefutable, o de un sector
privilegiado del hemisferio Norte -donde 20% de la población mundial
consume 80% de la producción industrial del planeta.
 
No es la economía que se mundializa, es el mundo que
se "economiza", reduciendo todos los valores,materiales y 
simbólicos, al precio del mercado.  Tal fenómeno somete a la 
cultura y la política a la ley de la oferta y la demanda.  Como 
la teoría económica no fija ningún límite al imperio
del mercado, todo lo que es objeto de deseo humano es
reducido a  las relaciones de intercambio, según las reglas del
sistema: uno de los socios lleva más ventaja que el otro.
 
En el plano cultural, la creatividad tiende a abandonar las 
osadías del espíritu humano para adecuarse a la
forma del mero  entretenimiento, como los enlatados que ofrecen
 nuestros canales de televisión.  En el plano político Italia exhibe
 un ejemplo obvio, con la elección de Berlusconi.  La agenda
 política de los países pasa a ser dictada, cada vez más, por los
 intereses de las transnacionales y, cada vez menos, por las
 reales necesidades nacionales.  La política abandona
 progresivamente su función de administrar el proceso económico y social
 interno, para gerenciar estrategias financieras impuestas a
 los países de fuera para adentro.
 
En el plano cultural, toda la comunicación de masas
 tiende a tornarse mero apéndice publicitario, orientada más a
 formar consumidores que ciudadanos.  La Internet, aunque
 represente una revolución estructural presentada como un
 vehículo de información global, es un producto cuyos contenidos
 y tecnología son monopolios occidentales.
 
Se presenta, hoy, una gran paradoja: cuanto más se
 habla de libertad de información, más los medios se
 encuentran en manos  de los grandes actores económicos que imponen, a
 todos los  habitantes del planeta, un mismo modo de pensar y de
 vivir, todo  en función de esta soberana señora: la mercancía. 
Es la "mcdonalización" del mundo, reducido también a un
 solo paladar.